miércoles, octubre 12, 2005

Los puentes

Al revisar unas fotografías de vacaciones pasadas, encontré una imagen que me gusta mucho, y no sólo por la fotografía en sí, sino por el placer que construcciones de este tipo representan. No sé cuántos de ustedes han tenido la oportunidad de cruzar puentes colgantes a través de un río, o una cañada; esa es la imagen que encontré, los puentes colgantes por los que he tenido la oportunidad de cruzar representan el ingenio de culturas con pocos recursos económicos pero con mucho ingenio; los hay sofisticados y muy sencillos, de gran extensión o no; existen algunos a los que les dan mantenimiento de manera continua, otros a los que dejan abandonados a su suerte y es un verdadero reto cruzarlos después de varias temporadas de uso, en fin el estado de cada uno de los puentes colgantes forma parte de la aventura de cruzarlos; en lo que casí todos coinciden es que están rodeados de una belleza inquietante, ya sea por la vegetación que los rodea o por la aridez de su entorno, pero no hay puente que no sea atractivo para la aventura; si se detiene uno enmedio de ellos se podrá escuchar el susurro del viento o el correr de las aguas, podrán escuchar el cantar de las diversas aves y muchos otros sonidos de la naturaleza... es una hermosa experiencia cruzar puentes colgantes.

Qué por qué escribo esto, no sé si la fotografía que revisé, o las imágenes del desastre reciente en el sureste, o quizá porque encontré en el camino al trabajo a Víctor y a Efrén juntos una mañana, ellos rumbo a playas a correr y no sólo nos vimos de carro a carro, sino que nos detuvimos para darnos un abrazo de mucho afecto, ese abrazo envió mi recuerdo hacia los puentes; a veces, y sin que nos demos cuenta, las relaciones que establecemos por fuerza de los procesos en los que incursionamos por voluntad, nos permiten tender puentes colgantes entre uno y el otro, algunos de estos puentes son hermosos, en su entorno se respira placidez y bienestar, a veces este entorno se dificulta y pretendemos romper las cuerdas de estos puentes, sin embargo no es posible ya sea porque el otro no rompe los extremos de su lado, porque las circunstancias nos presionan a que no rompamos del todo, o porque sin darnos cuenta es tan fuerte el cariño que no podemos quemar los extremos que nos unen. El abrazo que recibí de Víctor y Efrén me confortó y me hizo reflexionar en esos puentes colgantes que construimos en cinco años; Víctor nos llamó tíos de su hijo, Paola y Elena se dicen hermanas, José Luis y Marcos se reconocen parientes, Maris, Susy, Caro y Adriana se confortan de sus penas constantemente, cinco tipos de cuidado se autodenominaron de esta manera por alguna razón que sólo ellos saben, Elena, Lety, y yo nos hemos quedado a dormir en casa de Mony sólo para ver películas y platicar, y así por el estilo se ha tejido una urdidumbre en algunos casos fuerte y en otros no tanto, pero hemos elaborado puentes.

Espero que quienes tengamos puentes colgantes estemos dispuestos a dar, al extremo que nos corresponde, el mantenimiento necesario para poder seguir cruzándolo a pesar del tiempo y las desgracias naturales.

Un abrazo, los quiero y extraño los momentos agradables de la escuela.
Luzma

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